la instalación de una azotea ajardinada, además de embellecer el edificio y la ciudad, conlleva una serie de ventajas ambientales.
¿Qué son las azoteas ajardinadas?
Las azoteas ajardinadas son áreas verdes instaladas en los tejados o azoteas de los edificios aprovechando un espacio que habitualmente no tiene ningún uso. En si consiste en disponer de todo lo necesario (tierra, agua, nutrientes) para que sea posible la vida de las plantas en las azoteas en condiciones semejante a como lo podrían hacer en tierra firme.
Con las azoteas ajardinadas se hace posible cambiar los habituales paisajes estériles y grises de las azoteas de las ciudades por otros verdes y llenos de vida y reinsertar la naturaleza en la ciudad.
Beneficios ambientales externos e internos al edificio de las azoteas ajardinadas
Las azoteas ajardinadas presentan numerosos beneficios ambientales tanto a nivel interno del edificio como en el externo de la ciudad. Al tratarse de reinstalar espacios naturales donde anteriormente se destruyeron para construir la ciudad, las azoteas ajardinadas reducen y mitigan los efectos negativos que tiene esta sobre el medio ambiente.
Ventajas en la ciudad
Reduce los niveles de contaminación del aire– Las plantas son capaces de retener muchas de las sustancias tóxicas que se producen en las ciudades
Producen oxígeno– Las plantas en su proceso fotosíntético toman Co2 de la atmósfera y lo convierten en oxígeno. Una instalación masiva de azoteas verdes en las ciudades tendría un efecto importante en la reducción en los niveles de Co2 a la atmósfera
Regula el clima local– La radiación solar tiene un efecto diferente si cae sobre el cemento, el hormigón/concreto o sobre el asfalto que si lo hace sobre la tierra con una cubierta vegetal. La radiación caída sobre la cubierta vegetal se transforma en menor medida en calor y es absorbida y aprovechada por las plantas y por el sustrato. Además, las plantas liberan una cierta cantidad de humedad a la atmósfera. En esencia, con la proliferación masiva de azoteas verdes, las ciudades reducirían enormemente su efecto de burbuja de calor y alterarían en menor medida en el clima de una región.
Reduce los niveles de ruido– Las cubiertas vegetales reducen los niveles generales de ruido al absorber las ondas sonoras, al contrario de lo que ocurre con el cemento que las rebota. Además con la proliferación de jardines los pájaros encuentran acomodo y las ciudades se llenan de sus cantos, sonido siempre más natural y agradable que el ruido de un motor.
Alivia y reduce los niveles de agua de tormentas en las alcantarillas. Las azoteas ajardinadas absorben y retienen en buena medida el exceso de agua que llega a las alcantarillas durante las tormentas fuertes, evitando las inundaciones y los embalsamientos de agua. De esta manera en vez de caer el agua directamente sobre un tejado impermeable sin jardín y de ahí dirigirse toda ella a los puntos de desagüe y al alcantarillado, esta queda retenida en el sustrato de la azotea ajardinada. Parte de esta agua es absorbida por la planta, otra parte retorna a la atmósfera por evaporación y otra parte es retenida en la tierra y drenada más lentamente siendo mucho más fácilmente asimilada por las alcantarillas.
Función social de contacto con la naturaleza– Al reintroducir los espacios verdes en las ciudades se retorna a un contacto con la naturaleza y sensibiliza a la población en su reintegración y trato con ella
Favorece la fauna urbana que controla plagas– Los jardines alojan a pájaros e insectos que pueden restablecer un cierto equilibrio natural que evite la proliferación incontrolada de insectos molestos e insalubres (moscas, mosquitos etc…)
Ventajas en los edificios
También existe una serie de ventajas que las azoteas ajardinadas aportan al ambiente en el interior de los edificios así como a sus habitantes.
Mejora el aislamiento en el interior del edificio– la cubierta vegetal y sobretodo el sustrato sobre el que se asienta son un excelente aislante térmico. De esta manera se consigue tener casas más cálidas en invierno y más frescas en verano, reduciendo el uso de elementos de climatización con el consiguiente ahorro de dinero y de emisiones de Co2 a la atmósfera.
Protege del exceso de radiación solar en el verano sobre el edificio. Las plantas captan la radiación solar y hacen sombra sobre el sustrato y por tanto sobre el edificio, haciendo una labor similar al de un toldo.
Mejora y alarga la vida de la capa impermeable del edificio– En las azoteas convencionales sin jardín, la radiación ultravioleta del sol degrada, con el paso del tiempo, la capa impermeable que protege al edificio de la filtración de agua, volviéndola quebradiza. Esta capa impermeable quebradiza es entonces menos resistente a los movimientos de dilatación y contracción provocados por los bruscos cambios de temperatura entre el día y de la noche de las tejas o losas sobre los que está colocada cuarteándose y permitiendo el paso del agua.
Por el contrario, en las azoteas ajardinadas la capa impermeable queda protegida con la colocación de la tierra que alberga las plantas, evitando físicamente que la radiación solar UV llegue hasta ella y la degrade. Además, al ser el sustrato un elemento aislante neutraliza los cambios de bruscos de temperaturas y evita la dilatación y la contracción de las tejas o losas. El resultado es un alargamiento considerable de la vida útil de la superficie impermeable.
Crea espacios de recreo y relajación para los habitantes del edificio– Un jardín en la azotea se convierte en un espacio privado donde los habitantes del inmueble pueden relajarse, pasear, leer, tomar el sol. Pueden favorecer asimismo los contactos sociales en el caso de ser un edificio habitado por varias unidades familiares.
Permite el cultivo de alimentos– En la parte ajardinada se hace posible cultivar verduras y frutas, propiciando el autoconsumo de productos naturales.
Incrementa el valor de una propiedad– Una azotea ajardinada puede dar más valor a un inmueble por aportar todo el cúmulo de ventajas arriba expresadas .
Estructura de las azoteas ajardinadas.
Un procedimiento simple para aportar elementos vegetales a una azotea consiste en colocar en ella múltiples jardineras y tiestos donde se alberguen las plantas.
Sin embargo el auténtico sistema de ajardinamiento, mucho más espectacular y rico, y que crea un auténtico jardín que se beneficia plenamente de todos los beneficios de este sistema, consisten en disponer toda una capa de sustrato que cubra amplias superficies de la azotea y que permita la plantación de césped/pasto y/o de una gran variedad de plantas. Este sistema es en esencia reproducir un suelo natural en la azotea.
Para ello será necesario preparar la superficie de la azotea para evitar las filtraciones de agua y la aparición de goteras u otros problemas estructurales en un futuro, así como disponer lo necesario para el desarrollo de las plantas.
En la preparación será necesario disponer, de mínimo, de varias capas de material:
En primer lugar, sobre la cubierta, es necesario disponer una superficie impermeable, que evite las posibles filtraciones.
Sobre esta superficie de dispone entonces un material drenante (arcilla expandida colocada en seco o grava de canto rodado, por ejemplo) que permita el paso del agua y no del sustrato y que evite encharcamientos.
A continuación se dispone el sustrato adecuado (tierra) donde se desarrollan las plantas.
En toda instalación de una azotea ajardinada es conveniente consultar a personal técnico competente en el cálculo de estructuras que verifique que la azotea permite la colocación sin riesgo del peso extra que supone una capa de tierra y de plantas.
Tipos y soluciones de jardines en azoteas.
Existen diversas variedades de jardines que se pueden colocar en las azoteas de los edificios, casi tan variados como los que se pueden ofrecer los jardines en tierra. Entre ellos podemos destacar.
Jardín de esparcimiento– jardines para el disfrute y relajación de los habitantes del edificio. Se pueden conformar empleando diversas especies vegetales y distintos criterios estéticos en función del clima y de los recursos que se deseen emplear para su cuidado. Se recomienda emplear mayormente flora local o en áreas de lluvias escasas o estacionales. especies bien adaptadas a la sequía como xerófilas o cactáreas entre otras. También requisito es que sean resistentes al viento, pues en las alturas la fuerza del viento siempre es mayor que a nivel del suelo
Huertas– También es posible instalar en la zona ajardinada de la azotea una huerta y así lograr un cierto nivel de autoconsumo de productos naturales. En principio se pueden cultivar los mismos vegetales de los que se podrían cultivar en una huerta a ras de suelo. Es incluso posible instalar una red de riego por goteo o emplear el riego por goteo solar, técnica muy sencilla y económica que solo requiere de botellas de plástico y que permite gastar hasta 10 veces menos agua empleando además la energía del sol.
Puede ser interesante colocar una pila de compostaje o vermicompostaje por el cual los desechos vegetales de la huerta o los desechos orgánicos de la basura de los habitantes del edificio se conviertan en abono natural para las plantas.
Invernaderos– En la azotea, aprovechando la gran insolación que existe en este espacio puede ser interesante la instalación de un invernadero para el cultivo de plantas exóticas o para la obtención de verduras fuera de temporada.
Estanques con animales- como elemento estético complementario al jardín es viable la colocación de estanques con peces e incluso de pequeñas cascadas.