
¿Tenemos plantas venenosas en nuestra casa o jardín?
Con este artículo no queremos alarmar a quienes tengan alguna de estas especies, solo informaros de su toxicidad. Cómo verán en la mayoría de los casos, solo hay peligro si nos las llevamos a la boca, o nos tocamos los ojos, así que ante la duda, tenemos que tener muy claro que las plantas de ornamentación son para alegrar nuestro entorno, no para hacer ensaladas. Pero si tienes pensado comprar plantas nuevas y quieres conocer aquellas que son venenosas no dudes en leer esta publicación.

“NUNCA DEBEMOS LLEVARNOS NINGÚN TALLO, HOJA O FLOR A LA BOCA SI NO SABEMOS CON CERTEZA QUE SE TRATA DE UNA PLANTA COMESTIBLE, PODRÍA SER UNA PLANTA VENENOSA”
Plantas venenosas hay muchísimas, aquí relacionamos las más habituales en las casas y jardínes.
Philodendron o Filodendro:
En casi todos los hogares tenemos alguna maceta de esta especie, bien en el interior de nuestras casas o en el jardín, ya que hay como unas 700 especies de Filodendro diferentes. Las más comunes en el interior son las trepadoras, aunque en muchas ocasiones las tenemos también en maceteros colgantes.
Todas ellas se caracterizan por sus abundantes y brillantes hojas verdes que dependiendo de la especie, variará su tamaño y forma, las que no son trepadoras (arbustivas) llegan a tener una altura de más de 5 mt. y unas hojas de más de 60 cm.
Dependiendo de la variedad, en el lenguaje coloquial, las he oído llamar de muchas formas: “Potos” “Esqueleto” “Colocasia”… Pero, no nos alarmemos, no hay porqué deshacerse de ellas, mientras nadie se las coma, no hay ningún peligro, así que… evitaremos que estén al alcance de animales adictos a las macetas y de los niños pequeños en edad de investigar y metérselo todo a la boca.
Lo que sí tenemos que saber es que todas las partes de la planta son veneno, raíces, tallo y hojas, todo contiene oxalato de calcio, un cristal de carbono cuya estructura microscópica tiene la forma de pequeños cristales. Un poco de oxalato de calcio produce ardor en labios y boca. Un poco más va generando progresivamente dolor estomacal y afonía, ya que irrita la garganta; y en cantidades mayores, convulsiones, pérdida de conciencia y secuelas como la insuficiencia hepática o renal crónica, pudiendo llegar incluso a la muerte.
Dieffenbachia o difenbaquia:
Otra buena amiga de nuestras casas, también hay muchas variedades pero no tantas como de filodendro.
La Difenbaquia es muy buena compañera en el interior de nuestros hogares, ya que además de ser muy vistosa y quedar preciosa en el salón, casi no necesita luz. Pero algo malo debía tener, al igual que el Filodentro, contiene oxalato cálcico, aunque es menos tóxica y salvo excepciones sólo genera picazón, enrojecimiento de las mucosas y pérdida de la voz por algunas horas.
Hortensia:
¿Quién no tiene una abuela o una tía que presuma de sus macetas de Hortensia?
Esta planta es habitual en los patios y jardínes, da una flor que se organiza en ramilletes con forma de crespón. Es una planta muy decorativa y las flores son bellísimas, pero tanto las hojas (en baja concentración), como las flores (en mayor concentración), contienen un compuesto llamado hidragina, un glucósido cianógeno. Generalmente los glucósidos se usan para extraer el otro compuesto mediante hidrólisis y hay medicinas que se sintetizan de esa manera. En el caso de la hortensia, la molécula de azúcar está única a un ciánico, pariente del cianuro. Como la ingestión no conlleva hidrólisis la molécula de cianuro no llega a liberarse al torrente sanguíneo, sin embargo hay casos documentados de personas, perros y hasta caballos intoxicados con hortensias. Su ingesta moderada puede provocar diarrea, vómitos y dolor de estómago, en dosis altas, asfixia, aumento del ritmo cardiaco, parada respiratoria y muerte, aunque esto no es muy frecuente, ya que su sabor en muy amargo.
Laurel en flor, adelfa o trinitaria:
Coloquialmente conocida como Baladre, es un arbusto perenne y de constante floración, por lo que es frecuente su uso en la jardinería ornamental, adorna con frecuencia los parques, carreteras y calles. Las hojas, flores, tallos y semillas son tremendamente tóxicas. Tiene glucósidos cianogénicos como la Hortensia, pero le suman otros como por ejemplo oleandrina, un glucósido cardiogénico que genera taquicardia en bajas dosis y en mayores dosis arritmia, paro cardiaco y eventualmente la muerte. La intoxicación por laurel en flor se presenta varias horas después de la ingesta e incluye no sólo los mentados síntomas cardiacos sino fuerte dolor abdominal, diarrea sanguinolenta, vómitos, ataxia motriz y disnea.
Lilium, azucena:
¿A quién no le han regalado en alguna ocasión un precioso ramo que contenga esta flor?
Al tener una flor tan vistosa, se regala mucho en maceta y cortada en ramos de flores. El consumo de sus hojas es altamente tóxico para gatos, al punto de provocarles la muerte o bien insuficiencia renal crónica.
Como no es realmente tóxica para humanos nunca nadie se ha molestado en determinar el compuesto activo que explica su nocividad felina. Así que ya sabes, si tienes felinos en casa, no ponerla a su alcance.
Ricino:
Esta planta crece en muchos jardínes y su aspecto aunque no igual, se asemeja al de la Marihuana. La semilla es muy, muy venenosa y si el mentado aceite que les daban a los niños de antaño no lo era, es porque en su fabricación se extrae la ricina, una proteína sumamente tóxica que provoca diarrea, vómitos e hipotensión, pero su efecto más dañino es que se une a los ribosomas de las células, impidiendo la síntesis de proteínas y generando muerte celular que eventualmente redunda en la muerte del organismo. Una semilla de ricino puede matar a un gato. Dos a un perro o un niño, y tres o cuatro a una persona adulta.
Cicuta:
Crece de forma silvestre como maleza, así que podemos encontrarla en cualquier sitio.
La cicuta contiene cicutoxina, un estimulante del sistema nervioso central que en altas dosis provoca convulsiones y muerte por paro cardiorespiratorio.
Salvia Divinorum:
¡Ojo! no es la salvia que se usa en la comida.
La Salvia Divinorum está en muchos jardines, esta planta contiene salvinorina, un alucinógeno y onirógeno muy fuerte, comparable al LSD aunque no tan potente. La salvinorina es el alucinógeno más potente encontrado en la naturaleza, tomado en infusión por Chamanes, Espiritistas y Adivinadores (de ahí su nombre Divinorum), aunque actualmente también hay quienes la usan para fines recreativos. Sea a propósito o por consumo accidental, en dosis altas esta planta genera un estado alterado de conciencia que puede derivar a alucinaciones terroríficas, automutilación, episodios sicóticos puntuales y en algunos casos permanentes.
Por lo que no se debe consumir bajo ningún concepto.
Floripondio, Trompeta de Ángel:
Aunque es más difícil verla en los jardines, se trata de un arbolito muy bonito con flores grandes y coloridas. Al ser una planta que llama la atención por su atractivo, invita a arrancar su flor y tontear llevándonosla a la boca, bien para posar como modelos o por saborearla, ya que hay plantas similares como la flor de acanto que son dulces al paladar. Pero, el floripondio tiene alcaloides tropánicos, un compuesto nitrogenado presente por ejemplo en la atropina y la cocaína. El más notorio es la escopolamina que deprime el sistema nervioso central. En pequeñas dosis la escopolamina se usa en medicamentos para el párkinson, pero en altas dosis produce parálisis, sicosis, alucinaciones y eventualmente la muerte. Como en el caso de la Salvia Divinorum no se sabe la dosis o qué concentración hay a priori, pero las personas que ingieren el floripondio para fines recreativos o chamánicos suelen llegar a los centros de urgencias con severas automutilaciones.
“Y RECORDAR… LAS PLANTAS ORNAMENTALES NO SE COMEN, SE ABONAN, SE RIEGAN Y SE PODAN”
Esperamos que estas indicaciones y recomendaciones sean de utilidad.